El colesterol es un tipo de grasa producida por el hígado necesario para regular una serie de funciones orgánicas. En el organismo, el colesterol se transporta unido a unas sustancias llamadas lipoproteínas. Si el colesterol que circula por la sangre está elevado (por encima de 200 miligramos por decilitros) el diagnóstico es hipercolesterolemia, que puede tener origen hereditario (estas personas pueden presentar colesterol elevado en edades muy tempranas), y su desarrollo también puede estar favorecido por una alimentación poco saludable o demasiado calórica que conduce a sobrepeso u obesidad. Una dieta rica en grasa saturada puede favorecer la aparición y desarrollo de hipercolesterolemia, por la capacidad que tiene este tipo de grasa de elevar los niveles de colesterol en sangre.
Por la acción del oxígeno que circula por la sangre, las lipoproteínas se oxidan y tienden a acumular el colesterol que transportan alrededor de la arterias dificultando el paso de la sangre a través de ellas, y aumentando así el riesgo de arteriosclerosis e infartos de corazón.
La Fundación Española del Corazón destaca que el ritmo de vida actual, el estrés y las prisas están transformando los hábitos alimenticios. Y asegura que no ha sido un cambio a mejor, ya que la falta de tiempo ha inclinado a las familias a adoptar nuevas formas de cocina que no siempre son las más saludables: se abusa de la comida rápida y los platos precocinados.
Por ello, la Fundación advierte que el crecimiento y desarrollo del ser humano pasa por una alimentación equilibrada, que en el caso de las enfermedades cardiovasculares, colabora en el control de un importante factor de riesgo: el colesterol. Los médicos resaltan la importancia de retomar en la vida diaria la dieta mediterránea, que se define como aquella dieta baja en grasas animales saturadas, rica en frutas, verduras y hortalizas y llena de productos con sustancias verdaderamente cardioprotectoras. Defienden que la clave para lograr una cocina cardiosaludable es convencerse que comer sano es sencillo, barato y, sobre todo, muy atractivo para el paladar.
Los cardiólogos advierten también que la decisión de tomar una medicación especial para disminuir el colesterol debe ser siempre a escuchas de un médico, que la recetará tras una completa valoración. Asimismo, avisan de que es muy arriesgado utilizar medicación anticolesterol sin indicación y seguimiento facultativos. Una vez que se ha iniciado un tratamiento la duración suele ser indefinida, y éste ha de llevarse a cabo bajo supervisión médica. No obstante, la Fundación reitera que la medicación no es más que una parte del tratamiento, en el que lo fundamental son las recomendaciones referentes a la alimentación.
El tratamiento dietético implica, en caso de sobrepeso u obesidad, alcanzar un peso saludable a través de la adecuación de la alimentación a las características de la persona. En la dieta, además del ajuste calórico, se ha de controlar la calidad de la grasa, reduciendo el aporte de alimentos ricos en colesterol y en mayor medida de grasa saturada. La grasa poliinsaturada, en especial del tipo omega 3, presente en las grasas de los pescados, a diferencia de la saturada, manifiesta un efecto protector, puesto que disminuye la viscosidad de la sangre, reduciendo así el riesgo de formación de trombos. La grasa monoinsaturada, cuyo principal representante es el aceite de oliva, posee también un efecto beneficioso al aumentar el buen colesterol (HDL-c) y evitar la oxidación del colesterol malo (LDL-c). Así mismo, es preciso aumentar el consumo de alimentos ricos en antioxidantes naturales, pues las líneas de investigación más recientes corroboran la capacidad que tienen estas sustancias de reducir o impedir la oxidación de las partículas grasas y su posterior acumulo en las paredes de las arterias. También se sabe que la fibra que contienen ciertos alimentos (frutas, legumbres y algas) tiene la facultad de captar ciertas sustancias a nivel intestinal impidiendo su absorción, entre ellas el colesterol y las grasas.
Por otro lado, puesto que la hipercolesterolemia es un factor de riesgo asociado al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, es necesario plantearse el abandono de hábitos nocivos, como el consumo de tabaco, que suponen un riesgo añadido en la aparición de dichas enfermedades, y en caso de hipertensión arterial, el control de los niveles de ésta.
Esperemos que os ayuden tanto éste como el resto de nuestros consejos del blog. Os animamos a que complementéis estos sencillos consejos con un/a nutricionista que os guíe/ayude a mejorar vuestra salud y conseguir alimentación sana y saludable.