Hoy 14 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Dermatitis Atópica, una de las enfermedades no contagiosas de la piel más frecuentes, afectando emocionalmente y socialmente a las personas que lo padecen.
Os contamos algo más sobre esta enfermedad en el siguiente post.
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica o eccema atópico es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, caracterizada por una picazón intensa en cualquier parte del cuerpo, asociada con lesiones cutáneas y heridas.
Está causada por una inflamación en el organismo, que puede ser provocada por la hiperactividad del sistema inmunitario. Su morfología y distribución corporal puede variar en función de la edad. La intensidad de la misma también varía dependiendo de cada caso. En sus formas más graves, puede ser tan fuerte que llegue a empeorar la calidad de vida de los pacientes.
La dermatitis atópica aparece mucho antes de lo que se cree. En la mayoría de los casos, da señales de vida durante los primeros cinco años (71%) y son pocos los que empiezan a manifestar la enfermedad a partir de los siete años (24%).
Los estudios más recientes han descubierto que es bastante compleja y que está provocada por la unión de varios factores.
El primero, los factores genéticos. La alteración de los genes responsables de estas proteínas podría alterar la estructura de la piel haciéndola vulnerable. También incluyen los factores ambientales, como los alérgenos, microbios, dieta y estrés.
Otro factor que influye son los factores inmunológicos. El sistema de defensa puede estar sobre activado y se produce inflamación de la piel crónica que contribuye a la formación de heridas y picor.
Por último, en su aparición influye la disfunción de la barrera cutánea. La hidratación corneal y el aumento de la temperatura externa, también disminuyen la eficiencia de la barrera.
Síntomas de la enfermedad
El prurito o picor es el síntoma común en todos los pacientes. Este lleva a rascarse frecuentemente, produciendo sangrado y otros síntomas de la piel como el agrietamiento, descamación, supuración, queratosis pilar (formación de tapones duros dentro de los folículos pilosos) y piel seca o xerosis.
Se pueden distinguir entre niveles de la enfermedad, que varían en función de la intensidad, frecuencia y duración del picor y los brotes.
Dicha enfermedad crónica e inflamatoria suele centrarse principalmente en la cara, pero también puede aquejar al resto del cuerpo. ¿Cómo? A través de síntomas tan comunes como la aparición de escamas en la piel, ampollas, costras, grietas, zonas brillantes, enrojecimiento y, por supuesto, un picor muy intenso que llega a ser muy desagradable y perjudica la calidad de vida del paciente. Además, los afectados suelen sufrir a menudo problemas relacionados como el estrés, la falta de autoestima o el empeoramiento del descanso nocturno.
Posibles causas de la dermatitis atópica
Lo más habitual es que se relacione la piel atópica con algún tipo de alergia, de hecho, esta es la causa identificable más frecuente. No obstante, “aun más frecuente es que no se identifique ninguna causa, es decir, la dermatitis atópica más habitual es la dermatitis de causa desconocida”, añaden desde SEICAP. Por lo tanto, aunque no se sepa con certeza, las causas que suelen provocar esta afección en la piel son el clima, la contaminación, la genética, algunas infecciones, las alteraciones psicológicas o emocionales, las carencias nutricionales, el consumo de tabaco, la alergia a los ácaros, el polvo o el polen, el uso reiterado de tejidos que no transpiran o la sudoración excesiva.
¿Cómo hacer frente a la dermatitis atópica ?
El tratamiento dedicado a la piel atópica suele centrarse en controlar el picor, eliminar las lesiones o evitar la aparición de los mismos a través de cremas hidratantes o que incluyen medicamentos inmunomoduladores o corticosteroides. En cuanto a la prevención, se suele recurrir a ella en casos más severos o cuando el individuo en cuestión no responde a la medicación. Aquí entran otros hábitos como evitar las temperaturas extremas, tanto de frío como de calor; el uso de tejidos naturales, darse baños diarios -no muy largos y a una temperatura agradable- para mantener la piel limpia y eliminar las costras, utilizar jabones suaves con pH ácido o neutro y, por supuesto, la dieta.
A no ser que exista alguna alergia alimentaria, las personas con piel atópica deben seguir una dieta sana y variada que reduzca la presencia de comidas demasiado calientes, picantes, con azúcares ocultos, muy saladas o condimentadas, con hidratos de carbono refinados o irritantes hepáticos, entre otros. Además, aunque no se trata de una alergia, se ha demostrado que algunos ingredientes favorecen su aparición como las frutas cítricas, el marisco, la leche, los huevos, el chocolate o la soja, entre otros.
En contraposición, también existen algunos nutrientes que alivian los síntomas de la piel atópica, sobre todo aquellos destinados a mejorar la salud de nuestra piel. En este grupo encontramos los ácidos grasos omega 3, que evitan la sequedad cutánea y reducen la inflamación, como el pescado azul, los aceites vegetales, las algas o las semillas. También podemos añadir alimentos ricos en vitaminas C y E, antioxidantes por excelencia, con efectos antihistamínicos y beneficiosos para la piel. El pimiento rojo, el brócoli, el kiwi, el aguacate o el aceite de oliva son algunos de ellos.
Por otro lado, el déficit de vitamina A agrava la piel seca, de ahí la importancia de mantener unos niveles adecuados. ¿Cómo? Incluyendo melón, sandía, espinacas, zanahorias, calabaza o albaricoques en nuestra dieta. Y por último, y no menos importante, la biotina es famosa por mejorar el aspecto de la piel y el cabello. Conocida también como vitamina B8, está presente en los cereales integrales, el tomate, las legumbres, el plátano o las manzanas.
Tanto para ésta, como para otras patologías , es muy recomendable contar con el asesoramiento de un/a nutricionista colegiada que pueda ayudarle a mejorar su salud.